¿Por qué los niños de 24 meses suelen dejar de comer y cómo enfrentarlo?

A partir de los 2 años, muchos padres notan que sus hijos comienzan a comer menos o a rechazar ciertos alimentos que antes aceptaban. Esto puede ser motivo de preocupación, pero en la mayoría de los casos, se trata de un comportamiento normal en el desarrollo del niño. En este artículo, exploraremos las razones detrás de este cambio en la alimentación, cómo diferenciar entre un comportamiento típico y problemas de salud, y qué estrategias pueden ayudar a fomentar una alimentación equilibrada.

¿Por qué los niños de 24 meses pueden empezar a comer menos?

Uno de los principales motivos es que, a esta edad, la velocidad de crecimiento se desacelera. El aumento de peso es menor en comparación con los primeros dos años de vida, por lo que sus necesidades energéticas también disminuyen. Es normal que el apetito disminuya en consecuencia.

Además, los niños a los 24 meses comienzan a desarrollar autonomía y preferencias alimentarias. En muchos casos, una ingesta excesiva de bebidas azucaradas o dulces puede reducir el apetito por alimentos más nutritivos, como frutas y verduras. Este rechazo a ciertos alimentos puede frustrar a los padres, pero es crucial mantener una actitud paciente. Forzar o insistir en que coman puede generar una experiencia negativa y llevar a la aversión a ciertos alimentos.

¿Cómo distinguir entre un comportamiento normal y un problema de salud?

Es importante que los padres diferencien entre una fase normal del desarrollo y posibles problemas de salud. Si el niño presenta buen aspecto general, tiene energía y continúa desarrollándose adecuadamente, la disminución del apetito suele ser un cambio fisiológico normal.

Sin embargo, durante las revisiones pediátricas, se puede evaluar si hay otras causas detrás de la pérdida de apetito, como enfermedades, intolerancias o alergias alimentarias. Si el pediatra detecta algún problema orgánico, ofrecerá recomendaciones específicas.

Estrategias para estimular el apetito y una alimentación equilibrada

Para promover una alimentación saludable, los padres pueden implementar algunas estrategias clave:

  • Establecer 5 comidas al día: Esto ayuda a crear un hábito y evita que el niño pase demasiado tiempo sin comer. Sin embargo, es importante moderar los tentempiés para que no afecten el apetito en las comidas principales.
  • Evitar picar entre horas: Si el niño come snacks fuera de las comidas, es posible que no sienta hambre cuando llegue la hora de comer.
  • Involucrar al niño en la comida: Hacer que participe en la preparación de las comidas o en tareas sencillas como poner la mesa puede aumentar su interés por la comida.
  • Mantener una atmósfera agradable durante las comidas y evitar que la conversación se centre solo en que el niño coma.
  • Limitar el tiempo de las comidas: Es recomendable no alargar demasiado la hora de comer. Darle un tiempo razonable para comer y luego retirar el plato sin hacer un drama es más efectivo a largo plazo.

La influencia de las rutinas familiares en el comportamiento alimentario del niño

El comportamiento alimentario de un niño de 24 meses está muy influenciado por su entorno familiar. A esta edad, los niños aprenden observando. Comer en familia, con una actitud positiva y ofreciendo los mismos alimentos que el niño, puede ayudar a que acepte alimentos que le resultan más difíciles.

Si la familia sigue hábitos alimentarios saludables, es más probable que el niño los adopte también. Además, compartir la comida y no aislar al niño en momentos de rechazo refuerza los hábitos positivos.

El papel de los factores emocionales en la alimentación

Los factores emocionales como el estrés o los cambios en la rutina también pueden afectar el apetito de un niño pequeño. Un ambiente estresante durante las comidas puede llevar a que el niño asocie este momento con tensión. Por otro lado, un entorno relajado y tolerante puede tener un efecto positivo en su comportamiento alimentario.

Es importante que los padres se enfoquen en crear un espacio agradable, sin distracciones como la televisión o dispositivos electrónicos, y sin peleas o castigos relacionados con la comida. El apoyo emocional y la paciencia son esenciales para fomentar una relación saludable con la comida.

Conclusión

Es normal que los niños de 24 meses reduzcan su apetito y desarrollen preferencias alimentarias. Mientras el niño mantenga un buen estado de salud general, este comportamiento suele ser una parte del desarrollo normal. Sin embargo, con el apoyo adecuado, los padres pueden fomentar hábitos alimenticios saludables que promuevan una dieta equilibrada, sin forzar ni generar experiencias negativas relacionadas con la comida.