El 10% de los niños ronca sin que, en muchas ocasiones se le dé importancia.
Si un niño ronca es necesario descartar que no padezca apneas (pausas respiratorias durante el sueño) o lo que se conoce como Síndrome de Apnea -Hipoapnea del Sueño (SAHS).
Entre un 1,2% y un 5% de los niños roncadores tendrán un SAHS, por lo que el sueño no será reparador, se moverán constantemente, sudarán más y sufrirán múltiples despertares.
Estos niños que sufren apneas del sueño se dormirán durante el día y en ocasiones serán diagnosticados erróneamente de déficit de atención o de problemas de aprendizaje.
Algunos casos presentan una evolución contraria, con hiperactividad y excitación permanente siendo diagnosticados también erróneamente de TDAH (Déficit de Atención e Hiperactividad).
¿Por qué ronca un niño?
El motivo fundamental por lo que un niño ronca es la hipertrofia amigdalar y de adenoides o vegetaciones.
¿Qué debemos hacer?
Debe ser evaluado por un otorrinolaringólogo para realizar una correcta historia clínica, una exploración física de las cavidades oral, nasal y ótica, y solicitar exploraciones complementarias que nos confirmen el diagnóstico, como la radiografía de cavum o la fibroendoscopia para descartar una hipertrofia adenoidea y/o amigdalar.
¿Qué es normal?
¿Qué es patológico?
Existen diferentes escalas para clasificar el tamaño amigdalar, la más utilizada es la de Brodsky.
El tamaño amigdalar nos orientará, pero lo realmente importante es la correlación clínica entre roncopatía y tamaño amigdalar, por lo que en ocasiones, amígdalas grado 2 producen obstrucción y ronquido, y amígdalas grado 3 son asintomáticas.
¿Cuál es el tratamiento?
Durante años se han realizado extirpaciones amigdalares (amigdalectomías), pero esta cirugía se ha dejado de realizar por problemas obstructivos, ya que las amígdalas palatinas son un órgano formador de anticuerpos. De esta manera, el objetivo de la realización de la reducción amigdalar es respetar su función pero evitando que produzcan obstrucción.
¿Qué es la radiofrecuencia?
Es una técnica que consiste en aplicar una energía en un tejido para reducir el volumen del mismo.
Existen diferentes tipos de radiofrecuencia:
Radiofrecuencia por termoterapia intersticial:
Es una forma de energía electromagnética que al ser aplicada mediante un electrodo produce un aumento de temperatura de los tejidos con daño mínimo de las estructuras vecinas que comportará en unos días zonas de retracción con la consecuente disminución de volumen.
Radiofrecuencia por resonancia molecular cuántica:
Mediante la aplicación de un electrodo en el tejido, se genera un espectro de frecuencias (entre 4 y 16 Mhz ) liberándolos al mismo tiempo sin que esta energía se transforme en calor.
Debido a la resonancia interna de las moléculas que forman el tejido biológico, la energía transmitida se transforma en energía potencial a través de la interacción con la energía de unión que componen las células y el ambiente extracelular consiguiendo la rotura de los enlaces moleculares y el consiguiente disminución de volumen.
Radiofrecuencia por ablación:
Consiste en la extirpación parcial amigdalar, se la conoce también como ablación por radiofrecuencia, ablación en campo ionizado, coblación (del inglés coblation: «cold ablation») o electrodisociación. Posee principios quirúrgicos similares a la diatermia bipolar o electrocirugía. En ambos métodos, una corriente alterna que pasa entre los electrodos activos en el extremo del equipo produce destrucción en el tejido adyacente a los electrodos.
En el Hospital de Nens de Barcelona llevamos realizando reducciones amigdalares por radiofrecuencia desde el año 2006 con el objetivo de mejorar la calidad del sueño de los niños y al mismo tiempo, respetar el papel inmunitario de estas glándulas.
Artículo del Dr. Àlex Colls, Servicio de ORL. Octubre 2016