Hace un mes aproximadamente, acudimos al evento #appsonhealth que se celebró en Barcelona, organizado por nuestros amigos de Sant Joan de Déu.
La excusa era perfecta para empezar a profundizar en las líneas en las que estamos trabajando desde hace unos meses, en lo referente a la comunicación y a la relación médico-paciente, incorporando en ambos aspectos las aportaciones que las nuevas tecnologías nos pueden aportar.
Porque a nadie se le escapa que las tecnologías nos han cambiado la vida. También socialmente: no hay más que observar cómo muchos de nosotros miramos compulsivamente nuestros móviles.
El acceso a internet posibilita que las personas busquen sobre salud y sobre enfermedad en la red. Los profesionales hemos podido avanzar también en este sentido, con las búsquedas bibliográficas, con la comunicación con otros profesionales, etc.
Un paso más allá lo constituyen las aplicaciones de los smartphones y sus posibilidades en el ámbito de la salud. De la misma manera tanto profesionales como pacientes se benefician de estas nuevas posibilidades.
Si miramos qué está pasando en Estados Unidos, vemos que el 84% de los médicos tienen smartphones. El 38% tienen tabletas (en su gran mayoría de la marca “de la manzana”), y un 59% utilizan estas herramientas profesionalmente. En nuestro entorno las cifras son diferentes, pero la revolución está llegando! Y es que nadie es inmune a algunas aplicaciones que permiten optimizar la exploración radiológica o hacer cosas tan sorprendentes como medir la frecuencia cardíaca a partir de la cámara de la tableta. Si bien, algunas de estas herramientas son llamativas pero en realidad no cambian demasiado el quehacer cotidiano de médicos y pacientes, ciertamente existen algunas otras que mejorarán la calidad de vida y los controles de determinados pacientes, en especial los pacientes crónicos.
Los pediatras, afortunadamente, vemos pocos pacientes con enfermedades crónicas en números absolutos, y comparado con lo que ocurre con la población adulta. Sin embargo, el hecho de que nuestros pacientes –y sus padres- sean jóvenes, nos ofrece muchas oportunidades para enseñar y aprender.
Los tipos de aplicaciones para móviles en salud son básicamente de 3 tipos:
1. Bienestar y prevención, lo que se conoce como “wellness”. Abundantes, algunas con importante éxito.
2. Soporte para profesionales. Sustituyendo a las numerosas libretas y libritos que los médicos solemos llevar en los bolsillos de nuestras batas.
3. Manejo de enfermedades y autocuidado. Desarrolladas especialmente para las enfermedades crónicas, como por ejemplo la diabetes.
Dra. Amalia Arce, Coordinadora de Urgencias del Hospital de Nens