El triaje en Urgencias

Desde hace más de dos años tenemos instaurado en el Servicio de Urgencias un sistema de triaje o clasificación de pacientes, que realizan enfermeras formadas para ello.
 
Los sistemas de clasificación de los enfermos se idearon hace bastantes años y se basan en la medicina del adulto. En España está extendido el Sistema Español de Triaje, que se basa en el Modelo Andorrano, que tiene un prestigio consolidado. En pediatría no existen modelos y los hospitales pediátricos que lo han implantado han hecho una adaptación «a medida».
El interés en clasificar los enfermos surge sobretodo a partir de la elevada presión asistencial. Los profesionales queremos estar seguros de que en una sala de espera llena no haya un paciente que necesite una atención inmediata o relativamente rápida. También dentro de la «no urgencia» hay niveles de gradación, no es lo mismo un recién nacido esperando en la sala de espera que un adolescente.
 
El triaje en Urgencias tiene un papel muy importante en mejorar la calidad: ordena a los pacientes por nivel de urgencia,  priorizando a los que tienen una patología que necesita atención más temprana. Y aunque la espera en condiciones de saturación es inevitable, con el triaje tenemos la situación más controlada, puesto que conocemos la patología y las circunstancias de los pacientes de la sala de espera. El triaje lleva implícito el hecho de que los pacientes no se verán en orden de llegada sino de necesidad.
 
El triaje también sirve para organizar los espacios y determinar en qué lugar van a esperar los pacientes y dónde van a ser visitados.
 
El concepto de urgencia es muy complejo y se confunde con otros términos, como por ejemplo la gravedad. Es decir, que todo lo urgente no es grave, ni todo lo grave, urgente. La urgencia se relaciona con el tiempo: el transcurso del tiempo tiene capacidad para descompensar más el problema de origen. Y de ahí la inquietud que nos genera a los médicos y enfermeras el tener una sala de espera con muchos pacientes pendientes de visita.
 
El sistema de triaje que utilizamos está basado en 5 niveles:
  • El nivel I es el de pacientes que necesitan reanimación, como por ejemplo cuando un paciente entra en Urgencias con una parada cardio-respiratoria o con convulsiones activas
  • El nivel II es Emergencia. Pacientes con patologías que necesitan una atención rápida para recuperarse y mejorar su pronóstico. Riesgo vital evidente
  • El nivel III es el de Urgencia. En este grupo se incluyen bastantes de los pacientes de nuestra actividad cotidiana, por ejemplo la mayoría de los niños que consultan por dificultad respiratoria o las fiebres elevadas en lactantes pequeños
  • El nivel IV se considera de Semi-Urgencia. Son pacientes menos urgentes y que en su mayoría pueden ser valorados de forma ambulatoria
  • El nivel V se considera No Urgente. Son pacientes sin riesgo vital cuyo motivo de consulta puede claramente ser resuelto en otro circuíto
Los servicios de Urgencias de adultos suelen tener más complejidad que los pediátricos. Y tienen más proporción de pacientes con niveles I, II y III. Afortunadamente en pediatría tenemos muy pocos pacientes de nivel II y muchos menos de nivel I. Nuestro grupo principal son los pacientes de nivel IV, siguiendo de cerca los de nivel III y posteriormente los de nivel V.
 

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