El sueño de los niños de 1 a 2 años puede volverse todo un reto debido a su desarrollo y creciente curiosidad por el mundo. En esta etapa, los pequeños se vuelven más conscientes de su entorno y su imaginación se activa, lo que puede interrumpir el sueño y hacer que ir a la cama sea un poco más complicado. Aquí te dejamos algunos consejos de nuestra neurofisióloga para mejorar el descanso de los más pequeños y favorecer una rutina de sueño saludable.
¿Cuántas horas debería dormir mi hijo?
Entre los 12 y 24 meses, los niños necesitan entre 11 y 14 horas de sueño en un período de 24 horas. Estas horas incluyen una o dos siestas diurnas. A medida que se acercan a los 18 meses, la mayoría de los niños pasan de hacer dos siestas a una sola, generalmente después del almuerzo. Si observas que tu hijo resiste cada vez más la siesta matutina, puede ser señal de que está listo para concentrar su descanso en una única siesta vespertina.
¿Dónde debería dormir mi hijo?
Para los niños de esta edad, la cuna sigue siendo el lugar más seguro para dormir. Después del primer año, es posible introducir una manta ligera para que el niño se sienta más cómodo, así como un peluche o muñeco pequeño que le brinde compañía. Aun así, es importante evitar objetos grandes o juguetes blandos que puedan representar algún riesgo. Además, revisa que no haya objetos a su alcance que pueda agarrar al ponerse de pie, como cortinas o cordones de persianas, y evita los protectores acolchados, ya que podrían utilizarse para trepar.
Si notas que tu hijo intenta escalar la cuna constantemente, asegúrate de bajar el colchón a la posición más baja posible. En caso de que siga tratando de salir, tal vez sea momento de considerar una cama para niños pequeños con baranda de protección. Para su seguridad, coloca una barrera en la puerta de su dormitorio, para evitar que deambule sin supervisión y asegúrate de que la habitación esté a prueba de niños.
¿Por qué se despierta mi hijo durante la noche?
Los despertares nocturnos son normales y pueden deberse a varias razones:
- Molestias físicas, como la dentición o alguna molestia ocasional.
- Ansiedad de separación, que hace que busque saber dónde están mamá o papá.
- Pesadillas o sueños relacionados con su imaginación, que se activa cada vez más a esta edad.
Evita los cuentos con contenido que pueda asustarlo antes de dormir y procura ofrecerle un objeto de apego, como una manta o un peluche pequeño, que le dé tranquilidad.
Además, la exposición a pantallas (televisión, tabletas, teléfonos) puede afectar el sueño. Los expertos en salud recomiendan:
- Limitar el tiempo frente a pantallas para los niños de 1 a 2 años.
- Evitar dispositivos electrónicos al menos dos horas antes de dormir.
- Mantener el dormitorio libre de dispositivos con pantalla, creando un ambiente de descanso adecuado.
También identifica si hay ruidos en otras habitaciones que puedan interferir en su sueño. Aunque los niños pueden aprender a dormir con cierto ruido, las conversaciones fuertes o el sonido de una televisión cercana pueden dificultar su descanso.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a dormir mejor?
Una rutina sencilla y constante es clave para el descanso infantil. Muchas familias encuentran que un baño tibio y un cuento corto antes de acostarse ayudan a relajar al niño y prepararlo para dormir. Sin embargo, procura que la rutina no sea demasiado prolongada y establece límites claros sobre la cantidad de agua o juguetes que puedes recoger antes de acostarse. Este enfoque ayudará a que el niño se relaje y evitará que la hora de dormir se convierta en un proceso interminable.
Si tu hijo se despierta a medianoche, revisa de forma rápida y silenciosa que esté bien, pero evita demasiada interacción para no desvelarlo. Las visitas nocturnas deben ser breves y sin estímulos que puedan animarlo a quedarse despierto. Además, si el pequeño tiende a despertarse temprano, cerrar las persianas y dejar la habitación oscura puede ayudar a que duerma un poco más. También puedes dejar algunos juguetes seguros en la cuna para que juegue tranquilamente si se despierta antes de tiempo.
¿Cuándo es necesario consultar al pediatra?
Si las dificultades para dormir persisten, como en el caso de pesadillas recurrentes o despertares muy frecuentes que afectan su descanso y comportamiento, es recomendable consultar con el pediatra. Problemas de sueño frecuentes pueden estar relacionados con otras cuestiones de salud, y un especialista puede ayudar a identificar la causa y ofrecer soluciones efectivas para mejorar el descanso de tu hijo.
Conclusión
El sueño es una parte fundamental del desarrollo infantil y contribuye al bienestar físico y emocional de los niños. Al seguir una rutina de sueño estructurada y ofrecer un ambiente seguro y relajante, ayudas a que tu hijo descanse mejor. Estos hábitos no solo mejoran su descanso actual, sino que también crean bases sólidas para futuros hábitos de sueño saludables.