La varicela

¿Qué es?

La varicela es una enfermedad contagiosa y la más frecuente de las llamadas «enfermedades exantemáticas».

¿Cuál es la causa?

La produce un virus de la familia de los herpes, llamado virus de la varicela-zóster.

¿A quién afecta?

Afecta sobre todo a niños, entre 2 y 10 años de edad, a los que confiere inmunidad de por vida. Los que no la sufrieron durante la infancia en contacto con enfermos de varicela la pueden presentar de adultos, normalmente en forma más grave.

¿Cómo se contagia?

Se transmite por vía respiratoria por inhalación de las gotitas de saliva que desprende la persona enferma al respirar o hablar y por contacto directo con las lesiones cutáneas. 

Se contagiosa desde aproximadamente 2 días antes de que aparezca la erupción hasta que todas las lesiones se convierten en costras, lo que sucede aproximadamente en 1 semana. También puede contagiarse de pacientes con herpes zóster.

¿Qué síntomas presenta?

Desde el contagio, tiene un período de incubación (sin síntomas) de unas 2 semanas. Pueden presentar fiebre, cansancio, debilidad, dolor de cabeza, dolor abdominal o pérdida de apetito durante 1 o 2 días antes de la erupción persistiendo entre 2-4 días después.

La erupción se caracteriza por la aparición de vesículas con un fluido transparente que después se vuelve turbio y que al secarse generan una costra de color marrón. Las lesiones aparecen en abdomen, cara o espalda y luego se extienden a casi todas las partes del cuerpo, incluyendo el cuero cabelludo, la boca, la nariz, las orejas y los genitales.

¿Cómo se diagnostica?

Por los síntomas y la presencia de la erupción característica. Si hay alguna duda, los exámenes de sangre y el de las vesículas pueden confirmar el diagnóstico.

¿Se puede complicar?

Las complicaciones son posibles en niños. Las más habituales son las sobreinfecciones de las lesiones de la piel. Otras complicaciones pueden ser las neumonías, encefalitis, miocarditis, artritis transitorias e incluso hepatitis causadas por el propio virus de la varicela. De todos modos, las complicaciones graves son más frecuentes en los adultos o en pacientes con una disminución de las defensas (inmunodeprimidos).

¿Qué pronóstico tiene?

La varicela tiene muy buen pronóstico en la mayoría de los casos en niños. Las costras acaban de desaparecer en unos meses sin dejar señal si no se han rascado.

Tras la infección, el virus de la varicela queda almacenado en ciertas partes del sistema nervioso, y por tanto se puede reactivar en determinadas circunstancias cuando hay una disminución de la inmunidad, pudiendo dar lugar a la aparición de un herpes zóster.

¿Cómo se trata?

El tratamiento de la varicela se dirige a reducir el picor con lociones que se aplican en la piel o con antihistamínicos vía oral si es necesario. Hay que evitar el rascado para evitar las sobreinfecciones de las vesículas y las cicatrices. También pueden ser útiles los aceites o cremas con «rosa mosqueta” para reducir las posibles cicatrices residuales.

Para la fiebre hay que utilizar paracetamol. El ibuprofeno no se recomienda en la varicela. 

En algunos casos determinados puede ser necesario el tratamiento con aciclovir, que debe iniciarse en las primeras 24 horas tras la aparición de las lesiones. 

Los niños con varicela deben quedarse en casa hasta que toda la erupción esté en fase de costra (7-8 días después del inicio de la erupción) ya que hasta entonces son altamente contagiosos evitando el contacto especialmente con personas inmunodeprimidas y embarazadas. 

 

Prevención mediante vacunación

Desde julio de 2016, la vacuna de la varicela está incluida en el calendario de vacunación sistemático para los niños y niñas en Cataluña. La vacunación contra la varicela se realiza mediante 2 dosis: a los 15 meses y a los 3 años. Los niños más mayores que no han sido vacunados a esas edades y no han pasado la enfermedad se vacunan a los 12 años. 

Consejos en caso de tener varicela

– Cortar las uñas de los niños con varicela para evitar otras lesiones por rascado.

– Puede darse una ducha suave y breve al niño evitando siempre romper las vesículas. Para secar la piel hacerlo con toques suaves con una toalla seca. 

– Mantener al paciente en un entorno más bien fresco, ya que el calor y la humedad empeoran el picor. 

– Vacunar a los niños y personas de riesgo.

 

 

Revisado y actualizado en Agosto de 2016