Vacaciones

prevención

Después de más de un año, duro de llevar para todo el mundo a causa de la pandemia por Coronavirus-19, parece que paulatinamente se va normalizando nuestro día a día. Las vacaciones están a tocar y esto hace que las vayamos planificando. Viajes, colonias, campus, estancias …, donde nuestros hijos harán deporte, teatro, circo, música, idiomas …, pero sobre todo harán nuevos amigos, conocerán nuevas formas de comer, diferentes costumbres … Algunas de estas experiencias las compartirán con la familia, otras con sus amigos. Seguro que todas ellas los ayudan a «crecer».

Es importante organizarlas con tiempo, aunque siempre hay que dejar siempre, un espacio para la improvisación. Descubrir (lugares, sensaciones, personas…) es de las cosas más apasionantes de las vacaciones, pero como Pediatra y madre estoy convencida que hay unos mínimos que tenemos que prever.

Independientemente de donde vayamos y de la edad de nuestros hijos e hijas, hay que tener en cuenta y «prevenir», posibles situaciones que puedan estropearnos estos días:

SOL

Sea mar o montaña donde pasemos nuestras vacaciones, se debe tener en cuenta esta estrella que nos da vida, pero que a la vez puede ser peligrosa.

La primera norma seria evitar nuestra estancia en un paraje o lugar soleado sin realizar ninguna actividad física en las horas de máxima insolación (12 h a 18 h), recordar que los menores de 6 meses no deben estar expuestos al sol. No olvidar la crema de protección solar que pondremos 1/2 h antes de salir y la renovaremos cada hora, más a menudo si estamos en la playa o piscina bañándonos. Se recomienda un factor de protección no inferior a 30. Cura especial para aquellos/as que tienen problemas de piel como pecas, dermatitis atópica …, en estas situaciones no se debe dudar en aplicar una crema de protección alta. La mayoría de cremas solares indicadas en pediatría tienen un factor de protección 50.
Pensar siempre en llevar una gorra con visera para proteger. no solo la cabeza, sino también los ojos. La exposición al sol durante muchas horas puede provocar una «insolación», que implica dolor de cabeza, náuseas, sensación de mareo y somnolencia. Si esta exposición es importante, puede ir acompañada de quemaduras a la piel y fiebre. En cualquier caso consultaremos con el Pediatra/a.

HIDRATACIÓN

Solo con agua. Llevemos siempre una botella de agua en la mochila. La pérdida de líquidos por las altas temperaturas del verano, es importante y por tanto hay que ofrecer agua a menudo.

DIARREA

Frecuentemente acompañada de VÓMITOS y ocasionalmente por fiebre. Las causas pueden ser virus, bacterias, parásitos … El contagio puede ser a través de alguna persona enferma, alimentos que no están en condiciones idóneas o transgresiones alimentarias. Para evitar estas infecciones es importante lavar a menudo las manos, principalmente antes de la comida, evitar alimentos como mayonesas conservadas o preparadas irregularmente, mantener una correcta refrigeración de los alimentos, lavar y pelar siempre que sea posible fruta y verduras.

En cualquier caso, el tratamiento es siempre será el mismo: antitérmicos si hay fiebre y una correcta rehidratación oral. El suero de rehidratación oral (SRO) es el pilar básico en el tratamiento de las gastroenteritis. Ofrecerlo siempre en pequeñas cantidades al inicio se tolera mejor y a menudo. Cuando se toleren los líquidos ofreceremos una dieta blanda adecuada en la edad del niño/a. Nunca suprimiremos la lactancia materna. Los probióticos disminuyen la duración de las gastroenteritis.

FIEBRE

En caso de febrícula, es posible que desnudando al niño/a y/o con una ducha con agua tibia desaparezcan estas décimas. Si la temperatura axilar es superior a 38 °C, ofreceremos paracetamol, en caso de que este no lo tolere, una alternativa sería el ibuprofeno.
Es muy importante valorar el estado general del niño, que suele tolerar muy bien la fiebre. Si la fiebre no cede con las medidas indicadas, el niño/a está muy postrado, con tendencia a dormirse y/o aparecen manchas a la piel, no dudemos a consultar al/la Pediatra.

ESTREÑIMIENTO

El cambio de alimentación, de aguas, de actividades …, puede hacer que nuestro hijo/a cambie su ritmo de deposiciones. Hay que controlar esta situación. Para prevenirla, ofreceremos agua abundante y una dieta rica en fibra (fruta, verdura, legumbres y cereales integrales).

DOLOR DE OIDO

Es difícil sacarlos del agua, sea mar o piscina. A menudo ello conlleva que se pueden quejar de dolor de oído, principalmente por la noche. Suelen ser otitis externas (inflamación del conducto auditivo externo) y no suelen ir acompañadas de fiebre. En estos casos suele ser suficiente ofrecer un antiinflamatorio – analgésico tipo ibuprofeno. En caso de que el dolor de oído vaya acompañado de fiebre, no ceda el dolor con el analgésico-antiinflamatorio o aparezca supuración por el conducto auditivo, consultaremos al/la Pediatra.

HERIDAS

La actividad imparable de nuestros hijos/se hacen que las zonas descubiertas, principalmente piernas, se lesionen con facilidad. Las heridas tienen que lavarse siempre con agua y jabón, posteriormente aplicaremos un antiséptico tópico (povidona yodada, clorhexidina). Si sangra haremos presión sobre la herida, unos 10′, y posteriormente taparemos con gasa estéril.

PICADURAS DE INSECTO

Como siempre, si es posible, la prevención es mejor. Existen comercializados productos con diferentes presentaciones (pulseras, espray, barras, pegatinas …) para asustar los insectos. Mosquiteras y ropa delgada de manga larga, si la zona donde vayamos lo requiere. Si aparece la picadura, lavaremos la zona con agua y jabón, se pondrá un antiséptico tópico y frío local. Una crema de corticoide también puede ir bien. Si la inflamación es importante, iremos a un Servicio de urgencias. La prevención es imprescindible si viajamos a zonas donde el paludismo es endémico, en este caso además de todo el que hemos comentado, habrá que tomar el tratamiento preventivo por esta dolencia.

Entre las cosas que no pueden faltar en nuestro botiquín viajero será: suero fisiológico, gasas estériles, antiséptico, esparadrapo, una vena, tijeras, paracetamol, ibuprofeno, suero de rehidratación oral. Un corticoide en crema, si las reacciones a las picaduras son importantes; Jarabe/chicles por quienes se marean; antihistamínico en caso de niños/as con alergias importantes y la medicación específica si son asmáticos o tienen otras dolencias. No olvidaremos el «carnet de salud» para viajar por España o la «Tarjeta sanitaria Europea» si viajamos por Europa. Vayamos donde vayamos, hay que asegurar tener cubierto este aspecto del viaje.
Hace falta también información si hacen falta vacunas específicas según los países que visitemos.

Los pediatras no solo nos preocupamos de los aspectos físicos de nuestros niños/as. Un adecuado crecimiento tiene que estar avalado por la falta de dolencia, curarla si aparece pero además por un correcto crecimiento como persona. Inculcar valores, preocuparnos de su relación con el entorno, de su autonomía, capacidad de decisión …

Las vacaciones en familia son un buen momento para desarrollar y trabajar estos aspectos. Su organización dependerá de la edad que tengan, pero podemos tener en cuenta:

  • Hagámoslos participar en la decisión del lugar de vacaciones. Podemos hacer varias propuestas y decidir entre todos la que más nos guste. Que cada cual aporte alguna actividad durante estos días.
    Intentemos no hacer grandes circuitos, trayectos cortos son ideales. Será siempre mejor poco y agradable. Que cada día tengan tiempo para el juego, bañarse, correr …, allá donde se esté o por donde pasemos.
  • Aprovechemos estos días para conocer nuevas formas de comer, nuevas costumbres, seguro que enriquecen a todos.
  • Durante el viaje, sea en coche, tren, barco o avión, recordemos llevar juegos, libros, cuentos, pinturas …, para las esperas y por qué no cantar juntos cuando vayamos en coche? Que conozcan otras músicas (clásica, del lugar donde somos), inventar historias o juegos donde la memoria y las palabras son protagonistas.
  • Aprovechar un buen césped o la cálida arena para tumbarse a leer, explicar un cuento o mirar el cielo y ver como las nubes corren y cambian
  • Llevar siempre en la mochila agua y algo para comer (fruta, fruto seco, pan, galletas …).

Algunos de vosotros pensaréis que éstas no son las vacaciones que antes hacíais, pero estoy segura que, si cada uno de los integrantes de vuestra familia aporta algo, todos saldréis beneficiados. A veces, la convivencia en familia puede ser difícil. Intentemos ver nuestras limitaciones como adultos y seamos tolerantes con ellos/as. Esto no implica ser menos exigentes, amor y limitaciones no están reñidos. Aprovechar, estos días, para ver «crecer» a vuestros hijos y conocerlos mejor. «Crecer juntos», será la mejor recompensa de vuestras vacaciones.