Iniciar la alimentación complementaria es un hito emocionante en el desarrollo de tu bebé. Sin embargo, puede generar dudas entre los padres primerizos. Hoy, nuestra nutricionista infantil nos brinda consejos esenciales para un comienzo seguro, saludable y respetuoso en esta nueva etapa.
¿Cuándo empezar y cómo saber si el bebé está listo?
La alimentación complementaria se recomienda alrededor de los 6 meses, cuando la leche materna o fórmula ya no cubren todas las necesidades nutricionales del bebé. Pero ¿Cómo saber si está preparado? Fíjate en estos signos:
- Puede mantenerse sentado con apoyo.
- Ha perdido el reflejo de extrusión, es decir, ya no empuja la comida fuera de su boca con la lengua.
- Muestra interés en los alimentos que los adultos consumen.
Estos son indicativos de que el bebé está preparado física y neurológicamente para experimentar con alimentos sólidos.
Primeros alimentos recomendados: ¿qué y cómo prepararlos?
Frutas, verduras y cereales (con o sin gluten) son ideales para introducir en esta etapa, ya sea en purés o en trozos blandos si prefieres el método Baby-Led Weaning (BLW). El hierro es un nutriente esencial que no está presente en grandes cantidades en la leche materna ni en la fórmula, por lo que es recomendable incluir alimentos ricos en hierro como:
- Legumbres, cereales integrales, hortalizas de hoja verde (evitando cantidades elevadas de espinacas y acelgas),
- Carne roja en pequeñas cantidades, pescado azul y huevo.
Para mejorar la absorción del hierro, combínalo con frutas y verduras frescas en las comidas. Recuerda cocinar bien los alimentos y evita condimentos fuertes para proteger el sistema digestivo del bebé.
Lactancia y alimentación complementaria: ¿cómo combinarlas?
La leche materna o la fórmula debe seguir siendo la principal fuente de nutrición hasta el primer año de vida, aunque el bebé comience con sólidos. La recomendación es ofrecer leche antes de las comidas sólidas. Esto permite que los nuevos alimentos actúen como complemento. La lactancia materna puede mantenerse incluso después del año, ya que sigue aportando nutrientes y beneficios inmunológicos. Poco a poco, los alimentos sólidos cobrarán mayor relevancia en la dieta del bebé.
Alergias alimentarias: prevención y precauciones
Para reducir el riesgo de alergias, introduce los nuevos alimentos de uno en uno, cada 3-5 días, y observa posibles reacciones adversas (erupciones, vómitos, diarrea o dificultad para respirar). Los alimentos alergénicos como el huevo, el pescado o los frutos secos no deben retrasarse en la dieta, ya que estudios actuales sugieren que su introducción temprana y controlada ayuda a disminuir el riesgo de alergias. Eso sí, consulta siempre al pediatra antes de incluirlos.
Errores comunes y cómo evitarlos
Es normal cometer algunos errores al iniciar la alimentación complementaria. Estos son algunos de los más frecuentes y cómo prevenirlos:
- Introducir alimentos rápidamente o en grandes cantidades: Esto puede abrumar al bebé. Comienza de forma gradual y dale tiempo a adaptarse.
- Añadir sal, azúcar o miel: Los bebés menores de 1 año no deben consumir estos ingredientes.
- Presionar al bebé para que coma: Permítele explorar a su ritmo. La comida no solo es nutrición, es también un momento de descubrimiento.
- Ofrecer solo papillas: Incluir distintas texturas (blandas) ayuda al desarrollo de habilidades motoras orales.
- Comparar el progreso del bebé con otros: Cada niño tiene su propio ritmo. ¡Confía en el proceso!
En definitiva, la alimentación complementaria es una etapa de descubrimiento y aprendizaje tanto para el bebé como para los padres. Observa, adapta y consulta con profesionales de la salud para acompañar a tu hijo en esta nueva fase.