Paseo con gemelos….o casi

 
Imagen de gemelos de la fotógrafa Anna Geddes
 

Hoy sí. Transcurridos los primeros días y una vez aclimatados a la vida extrauterina, Pau y Albert saldrán a la calle por primera vez. Las necesidades de vitamina D, la salud mental de los padres y el poder presumir de gemelos así lo determinan.

En el caso de los gemelos, la planificación del paseo adquiere una importancia capital. En primer lugar, tienes que calcular que la excursión no te coincida con ninguna comida, ni de los niños ni los padres, y salir en el momento preciso, ni un minuto antes ni un minuto después. Seguidamente, la selección del vestuario. Hay que tener muy en cuenta la temperatura exterior y elegir una ropa con la que no pasen ni frío ni calor (no pienso hacer el típico chiste de los cero grados). Este proceso requiere de un buen rato teniendo en cuenta que la temperatura exterior no viene marcada por un hecho objetivo como puede ser el termómetro o la previsión del Tomàs Molina, sino por las sensaciones de la madre «Hoy hace frío, es necesario que los abrigamos» » Pero si el termómetro marca 31 º «, replica normalmente el padre. «Ya, pero para ellos hace frío». Pues nada, body y traje de neopreno.
Antes de vestir los niños, hay que cambiar el pañal por si acaso. Durado este proceso, y cuando los niños tienen el miembro (viril en nuestro caso) al aire, es cuando tienen la sana virtud de orinar … sobre la ropa preparada!
Una vez cambiados los pañales y vestidos los niños, hay que confeccionar cuidadosamente la bolsa que nos debe acompañar. No importa si la duración prevista del paseo son 20 ó 30 minutos. Hay que rellenar la bolsa con 4 ó 5 pares de pañales, la crema del sol (pero no hacía frío?), La crema del culito, las toallitas, los chupetes, las mantitas (y si de repente viene un frío polar?), los recambios de ropa y una larga lista de utensilios.
Bueno ahora ya estamos en condiciones de colocar los niños en el cochecito y emprender el tan deseado viajecito. Una vez atados y con la colonia puesta (pequeños pero pulidos) enfilamos el pasillo de casa que nos debe conducir a la aventura. Cuando estamos a punto de cerrar la puerta, un ruido sospechosamente familiar seguido de un olor fétido emergen del culo de uno de los niños. Sí, hay que dar media vuelta y cambiar el pañal. Una vez cambiado el pañal es momento de pasar a la acción y ejecutar el plan, pero … cuidado, la madre mira el reloj  «Estos niños tienen hambre, no podemos irnos. Ya saldremos mañana». Como si no supiéramos lo que nos esperaba al día siguiente, el día de la marmota.

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