Hipospadias

¿Qué es un hipospadias?

El hipospadias es una malformación del pene, que se suele detectar al nacimiento, aunque se puede detectar mucho más tarde si la piel del prepucio está correctamente formada y sólo afecta al glande (la parte final del pene, oculta por la piel).

La principal característica del hipospadias es que no se forma la parte final del conducto del cuerpo por donde sale la orina en el pene (la uretra), por lo que el orificio por donde sale la orina no llega a la punta del pene. Puede quedarse en cualquier punto, desde justo casi en la punta, hasta en el mismo escroto, o incluso más abajo. Pueden verse incluso dos orificios, pero sólo uno es real, el que está más cerca del cuerpo (a no ser que sea una “duplicidad uretral”, o uretra doble, mucho más rara que el hipospadias).


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En el hipospadias también es muy frecuente que la piel del prepucio no se forme cerrada de forma circular, como un cilindro completo, sino que nace abierta, en parte o hasta donde está el orificio de la orina.

Y por último, el pene puede estar más o menos curvado hacia abajo, sobretodo en erección.

Estas tres características pueden ser muy leves o muy severas, por lo que hay todo tipo de combinaciones.

En los niños con hipospadias hay que comprobar, además, que los testículos hayan llegado hasta el escroto, y que no haya otros problemas del aparato urinario, sobre todo si el orificio de la orina está bajo, muy cerca del cuerpo. Esto último se comprueba con una ecografía del abdomen.

¿Es frecuente el hipospadias?

El hipospadias no es infrecuente. 1 de cada 140 niños puede tener el orificio en cualquier punto del glande, hasta la base del mismo. Los casos en donde el orificio de la uretra está en la base del pene, en el escroto, o incluso en el periné son mucho más raros, con 1 caso por cada 3.500 niños, aproximadamente.

¿Cómo se trata el hipospadias?

El tratamiento es quirúrgico. Hay que reconstruir el trozo de uretra que falta hasta la punta del pene. No existen materiales sintéticos con los que se pueda completar el conducto, así que hay que hacerlo con tejido del propio cuerpo, del propio pene, de la piel del prepucio, o incluso del labio inferior. También hay que enderezar el pene, corrigiendo esta curva hacia abajo. Y por último hay que dar una solución a la piel del prepucio que está abierta, bien quitándola, bien reconstruyéndola para que parezca de nuevo un cilindro.

No hay una única técnica quirúrgica para tratar el hipospadias: no es lo mismo reconstruir unos milímetros de uretra que toda la uretra del pene. Por tanto, hay que indicar en cada niño el tipo de cirugía que necesita. Y no es raro que el cirujano no sepa qué técnica definitiva necesita hasta que en quirófano tenga corregida ya la curvatura del pene, y pueda calcular los centímetros definitivos de uretra que faltan. Así que todo cirujano que trate a estos niños ha de conocer las diferentes técnicas, para poder dar solución a cualquier tipo de hipospadias.

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En los niños con hipospadias está totalmente contraindicada la circuncisión antes de que se haya resuelto quirúrgicamente el problema, ya que en ocasiones es necesaria la piel del prepucio para la cirugía reconstructiva. El no disponer de esta piel, por haberla extirpado previamente, puede obligar a otras técnicas quirúrgicas más complejas y con peores resultados.

¿A qué edad se intervienen quirúrgicamente los hipospadias?

La edad de la operación ha cambiado mucho los últimos 20 años. Cada vez se operan antes, ya que el niño pequeño lo tolera mucho mejor. Hoy en día se puede operar a partir del año de edad. El hecho de llevar pañales no afecta a la cirugía. El pene se deja vendado, y el pipí se sale a través de una sonda (un pequeño tubo de plástico), que hay que dejar unos días, dependiendo del tipo de intervención que se haya hecho. Cuando se quita el vendaje y la sonda, el niño ya se puede ir a casa.

Gracias al vendaje y a los analgésicos, es una cirugía que no duele durante el postoperatorio. Puede ser que la vejiga haga “espasmos” (son contracciones), pero con medicación desaparecen.

El cirujano le explicará detalladamente la intervención y el postoperatorio durante la visita médica.

Aunque no se opere al nacimiento, sí vale la pena contactar con el cirujano que tratará al niño, para valorar el hipospadias, hacer los estudios que sean necesarios, y planificar la fecha de intervención. En algunos niños, con un pene fino y pequeño, puede ser necesario un tratamiento hormonal antes de la operación, que el cirujano indicará si es preciso.

¿Qué complicaciones pueden asociarse a la intervención del hipospadias?

El objetivo del tratamiento es conseguir el orificio de la punta del glande y que no sea estrecho, que no haya orificos en el conducto nuevo por donde fugue el pipí (llamados fístulas), que el pene esté lo más recto posible, y que el aspecto estético sea lo más natural posible. Cuanto más severo es el hipospadias, más complicaciones pueden aparecer, pero hay que conseguir solucionar las que aparezcan. Por eso es importante controlar a estos niños hasta que lleguen a la pubertad, porque con el crecimiento del pene con los años pueden ir apareciendo pequeñas complicaciones, que hay que vigilar.

Durante el postoperatorio inmediato se puede inflamar, aparecer hematomas, infectarse o aparecer una fístula. Es importante el control médico los primeros días tras el alta del hospital, para corregir lo que pueda ir surgiendo. Si aparece una fístula pero es pequeña, se puede cerrar sola. Si no es así, hay que esperar unos meses, para que el tejido se desinflame bien, y hacer luego una pequeña cirugía para cerrarla.