Las estadísticas son arrolladoras: Aunque tanto niños como niñas disfrutan con el deporte y de las actividades al aire libre, hay muchos más niños que niñas que practican deporte.
Sin duda es una de las muchas áreas donde la brecha de género tiene impacto. Resulta de gran importancia puesto que sabemos que la práctica deportiva es beneficiosa para los dos géneros y porque a lo largo de la vida, las barreras para poder realizar deporte van a ser mucho más marcadas en las mujeres.
Desde la antigua Grecia, donde se celebraban las primeras Olimpiadas y las mujeres no solamente no participaban, sino que eran severamente castigadas si se atrevían a ver las competiciones, hemos avanzado un poco, pero no tanto como sería deseable.
Todavía el deporte femenino no se visibiliza de forma adecuada. En un estudio reciente de la Universidad Carlos III de Madrid se demuestra que las menciones a las mujeres deportistas o a las categorías femeninas ¡solamente constituyen un 5% de los apuntes en las noticias deportivas!
Con este panorama, no es de extrañar que el porcentaje de abandono del deporte entre las niñas sea muy elevado conforme van llegando a la adolescencia.
¿El deporte entiende de género?
Radicalmente NO: no hay deportes para niños y deportes para niñas. Tanto niños como niñas pueden practicar cualquier tipo de deporte. La elección va a depender de características lúdicas y sociales, así como la posibilidad de conocer el deporte y poderse ver reflejado. Así la elección de deportes de competición o de otro tipo de deportes debería estar condicionada por las preferencias y por los valores que puede aportar a cada niño y a cada niña la práctica de las diferentes disciplinas.
Está claro que la fisiología de hombres y mujeres es diferente. Por eso en la mayoría de disciplinas se impone la segregación. Esta segregación por géneros es muy discutida durante la infancia, en la que las influencias hormonales todavía son minoritarias y las niñas son capaces de desarrollar actividades al mismo nivel de exigencia que los niños.
Conforme se produce el cambio durante la pubertad, va a ser evidente que los chicos -como grupo- tienen más masa muscular y por ello suelen ser más fuertes y veloces que las chicas. Eso no impide que con entrenamiento, muchas chicas sean capaces de superar en los registros a muchos chicos de su edad.
En los grupos a estas edades, es necesario ser sensible a los cambios que los cuerpos de chicos y chicas presentan por influencia hormonal. Y no son menos importantes, los cambios emocionales y sociales. En mi etapa adolescente, teníamos un profesor de gimnasia en el instituto que pretendía que las chicas corriéramos con la misma intensidad y velocidad que los chicos. El no conseguirlo era frustrante para las chicas puesto que además era motivo de mofa por parte de la sección masculina del grupo. En su día a las chicas nos provocaba enojo y ahora ya como adulta, pienso que era una actitud tremendamente machista e inapropiada. Aunque había chicas que tenían capacidad de correr a la misma velocidad o más que algunos chicos, como grupo los chicos eran más veloces que las chicas. Algo que es fisiológico. Me pregunto cuántas actitudes de este tipo entre profesores, entrenadores y a veces padres, han frustrado las expectativas de niñas y chicas a lo largo de la historia.
Empoderarlas, hacerles saber que pueden practicar el deporte que deseen, que pueden estar al nivel de los chicos y llegar a ser tan “famosas” es fundamental para minimizar las diferencias.
¿Cómo animar a las niñas en la práctica deportiva?
- Da ejemplo. Especialmente importante para las madres hacia sus hijas
- Convierte el deporte en una actividad familiar y social compartida
- No subestimes sus capacidades y las posibilidades aunque sean deportes que tradicionalmente se han considerado “de niño”
Artículo de la Dra. Amalia Arce. Servicio de Pediatría. Noviembre 2018