
– Los zapatos deben ser cómodos desde el primer momento, y deben probarse siempre en los 2 pies y con el niño de pie.
– Es mejor comprarlos por la tarde, hay una diferencia del 4% del volumen del pie con respecto a la mañana.
– Es aconsejable que los zapatos sean ligeros y bajos, mejor que las botas.
– Que la parte delantera tenga una forma cuadrangular y con anchura suficiente para dejar libertad al movimiento de los dedos.
– Que no quede justo, se aconseja una distancia de 1 a 1,5 cm. entre la punta del dedo gordo y la punta del zapato.
– La suela debe ser de un material que evite que el niño pueda resbalar y sobre todo debe ser flexible, sobre todo en la mitad anterior, zona que se flexiona al caminar, y de esta manera ejercitamos la musculatura del puente del pie.
– El contrafuerte debe ser reforzado para sujetar mejor el tobillo dando más estabilidad al pie y la tendencia natural de girar los pies hacia adentro al caminar.
– El material de confección debe ser lo más natural posible, que permita la transpiración de los pies y vigilar que no provoque rozaduras en la piel para evitar heridas, eczemas y sobreinfección por hongos
– Mejor zapatos fáciles de quitar y poner, que faciliten la autonomía del niño.
– Revisar periódicamente el tamaño del zapato, en estas edades el pie crece rápido y puede cambiar de numeración sólo en tres meses
– No es bueno aprovechar los zapatos de otro niño, el zapato se amolda a cada pie en particular.