Muerte súbita en el deportista joven

¿Qué es la muerte súbita?

La muerte súbita es el fallecimiento de una persona, previamente sana o que desconocía que padecía una enfermedad, a causa de una parada cardiaca.



 

La incidencia de muerte súbita en menores de 35 años es de 1-3 deportistas por cada 100.000 personas al año, lo que según las encuestas de actividad física suponen entre 20 y 40 fallecimientos al año en Cataluña. Por desgracia, todos conocemos alguna persona que ha padecido una muerte súbita mientras practicaba deporte.

 

¿Por qué es necesaria la evaluación para la práctica de deporte?

 

Las palabras deporte y salud siempre van asociadas, pero cuando se practica deporte de forma intensa y constante siempre conviene realizarse un examen previo. El deporte genera una serie de cambios en nuestro organismo. El sistema cardiovascular igual que el sistema locomotor está compuesto principalmente por músculos, el principal de los cuales es el corazón. Cuando el corazón se ejercita asiduamente aumenta su volumen, se hipertrofia, y en consecuencia disminuye la frecuencia cardiaca puesto que es capaz de bombear una mayor cantidad de sangre en cada latido. Las arterias, los vasos sanguíneos que transportan el oxígeno a los músculos, aumentan de tamaño y son capaces de vehiculizar un mayor volumen de sangre. Todos estos cambios se observan a nivel del corazón en el electrocardiograma de los deportistas. Los principales hallazgos son la bradicardia (frecuencia cardiaca baja), el aumento del voltaje en las derivaciones izquierdas, el enlentecimiento de la conducción auriculoventricular, los cambios en la repolarización, etc. El electrocardiograma del deportista es un tanto diferente del no deportista y es trabajo del cardiólogo diferenciar  que cambios son fisiológicos por el ejercicio físico y cuales pueden indicar una anomalía, una arritmia.

 

Arritmias y desfibriladores

 

En la muerte súbita, la parada cardiaca habitualmente se debe a una arritmia que se denomina fibrilación ventricular. El corazón presenta actividad eléctrica pero es caótica, de tal forma que no se realiza adecuadamente el ciclo de sístole-diástole por lo que el bombeo de sangre no es efectivo. En este punto el masaje cardiaco de la reanimación cardiopulmonar no es suficiente y se precisa de inmediato de un desfibrilador para así poder “resetear” el corazón. Hay que insistir en que el desfibrilador salva vidas y sería muy conveniente que todos los centros deportivos dispusieran de uno. Una gran mayoría de casos de muerte súbita son prevenibles si se conoce la causa subyacente. La principal es la miocardiopatía hipertrófica. Como he explicado previamente el corazón se hipertrofia con el esfuerzo físico, pero existen una serie de individuos, cuya incidencia es mayor de la que podemos pensar (1 de cada 500 personas), que presentan una mutación genética que genera esta hipertrofia. Cabe destacar también, por ser la segunda causa más frecuente, las anomalías de las arterias coronarias, que son los vasos sanguíneos que se encargan de nutrir y aportar oxígeno al músculo cardiaco. Otras causas de muerte súbita son: miocarditis, enfermedades del sistema de conducción, displasia arritmogénica del ventrículo derecho. En todos estos casos, la práctica de actividad deportiva está contraindicada y el riesgo de muerte súbita se puede disminuir implantando un desfibrilador en el pecho, que actuará automáticamente cuando detecte una fibrilación ventricular.

 

En resumen…

 

¿Cómo actuar ante un desmayo súbito de un deportista?

  1. Colocar a la persona en un sitio seguro
  2. Comprobar que está inconsciente
  3. Pedir ayuda y llamar inmediatamente para conseguir un desfibrilador
  4. Iniciar las maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP)

¿Cuándo realizar un examen cardiovascular y con qué frecuencia?

  • Se recomienda a partir de los 10 años a todos los niños que realicen un deporte de competición.
  • Es recomendable repetir un examen cardiovascular básico cada 2 años o de manera anual en deportistas profesionales o que practican deportes de máxima exigencia física.

 

Artículo del Dr. J. Manuel Siurana. Servicio de Cardiología. Marzo 2018