Miedo a ir al dentista

Una medida básica para garantizar una buena salud dental es la visita periódica al odontopediatra cada 6-12 meses, iniciando las visitas no mucho más tarde de los tres años de edad, idealmente desde que salen los primeros dientes (Odontobebé)

· ¿Es necesario acudir al dentista aunque el niño no tenga caries?
· ¿Cómo reducir el miedo a ir al dentista?

¿Es necesario acudir al dentista aunque el niño no tenga caries?

Acudir sólo cuando se advierte una caries o cuando el niño refiere una molestia dolorosa es una práctica frecuente pero nada aconsejable, ya que lo fundamental es la prevención y corrección de los factores que predisponen a ellas.

En la consulta, el odontopediatra controla el desarrollo de la dentición y el estado de los dientes, enseña las correctas pautas de higiene y decide si es conveniente efectuar algún procedimiento preventivo, o detecta el inicio de una caries incipiente. Además elabora un mapa odontológico del paciente en el que se anota el estado de cada uno de los dientes y su relación entre ellos, valorando si se requiere una actuación especial.

¿Cómo reducir el miedo a ir al dentista?

Los niños pueden tener miedo a los extraños y a lugares desconocidos, pero el miedo al dentista no es algo natural.

Hoy en día, las técnicas odontológicas permiten efectuar tratamientos con mínimas molestias, pero no cabe duda de que la actuación del dentista no siempre resulta agradable, y tanto en niños como en adultos, genera a menudo una reacción de temor. Para que el niño no tenga esta actitud ante la visita al odontopediatra se tiene que actuar con prudencia y sin engaños. Primero, y muy importante, no condicionar su miedo con relatos de experiencias propias desagradables, ni utilizar la visita al dentista como amenaza.

Los padres deben esforzarse en transmitir al niño confianza y seguridad cuando acude al dentista, evitando el engaño con frases como “ni te tocará” o “no sentirás absolutamente nada”, ya que una sola mala experiencia haría que su hijo no confiase más en consejos tranquilizadores. Es mejor decirle que el dentista siempre se preocupa en no hacer daño e informarle que mediante un gesto de advertencia el odontopediatra tendrá en cuenta sus molestias. También explicar que el retraso en cualquier tratamiento puede suponer un tratamiento más complejo y más molesto.

Es conveniente acudir a odontólogos infantiles ya que tienen más “por la mano” el trato con los niños, almacenando más recursos para disminuir el temor y obtener su colaboración.

 

 

Última revisión y actualización Junio 2012