Acné juvenil

El acné juvenil

El acné vulgar es provocado por una disfunción de la glándula sebácea, y aparece fundamentalmente en la cara y en la parte superior del tórax. Es un problema cutáneo muy frecuente en las épocas cercanas a la adolescencia. Estas edades son fundamentales para el desarrollo de la personalidad y la autoestima, por ello no es raro que el acné ocasione complejos e inseguridades en quien lo padece. Por ello no se debe banalizar el asunto. Nunca se debería decir al joven con acné: “ Es algo normal a tu edad, ya se te pasará”. Además, algunos tipos de acné, si no son tratados de forma correcta, pueden dejar señales permanentes en la piel, que después serán complicadas de eliminar o disimular.


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En términos generales podemos clasificar el acné en:

  1. Comedoniano, cuando predominan las espinillas y puntos negros.
  2. Inflamatorio, cuando sobre todo encontramos granos rojos y/o con pus.
  3. Nódulo-quístico, cuando las lesiones son más profundas, duras y en ocasiones dolorosas al tacto.

Lo habitual es padecer un acné mixto, es decir, que combine varios de los tipos anteriores, por lo que en ocasiones conviene clasificar el acné según su extensión o riesgo de secuelas, es decir, acné leve, moderado o severo.

Sería muy extenso exponer aquí todos los tratamientos disponibles para cada tipo de acné. El dermatólogo considerará si lo más conveniente será un tratamiento tópico, oral, combinación de ambos , y si sería preciso asociar algún tratamiento potenciador como peelings, o tratamientos más novedosos como láser, luz pulsada o terapia biofotónica.

En cualquier caso existen una serie de consideraciones básicas que sirven para casi todos los acnés:

  1. Es recomendable realizar diariamente una correcta higiene con un limpiador adecuado, para eliminar bacterias que intervienen en la aparición de acné, y también para retirar el exceso de sebo.
  2. No se deben manipular las lesiones, pues así se favorece la sobreinfección, la formación de costras y, en algunos casos, podemos empeorar el proceso natural de cicatrización. Una excepción es la realización de limpiezas de cutis por alguien experimentado. Consiste en la extracción manual de los tapones de queratina de los comedones, que de otro modo son difíciles de eliminar.
  3. Puede ser conveniente exfoliar la piel para reducir la aparición de comedones y facilitar la penetración de los productos de tratamiento tópico. En casos de lesiones muy pustulosas y exudativas (granos supurativos) se aconseja no exfoliar hasta que baje la fase de inflamación.
  4. Las restricciones dietéticas son controvertidas. No hay evidencias de que sea beneficioso retirar el cacao o los embutidos. En cambio, estudios recientes señalan la posible implicación de un exceso de azúcares o lácteos en la aparición del acné.
  5. Es evidente que el acné tiene una influencia hormonal. Esto no indica que el/la joven que lo padezca presente alteraciones hormonales. Sólo se indicará un exhaustivo estudio hormonal en casos de acné moderado-grave muy precoz ( < de 7 años) o si aparecen otros datos que sugieran exceso de andrógenos (hormonas masculinas), como alopecia androgenética o hirsutismo en mujeres. Por descontado, el acné tampoco tiene nada que ver con tendencias ni con conductas sexuales del/la adolescente.
  6. Actualmente pocos son los cosméticos disponibles en el mercado que no hayan pasado un test de comedogenicidad (tendencia a producir acné). Por lo cual tampoco debemos prohibir de forma sistemática el uso de maquillaje, pues puede ser un adecuado sistema de camuflaje hasta que mejore el aspecto de la piel. Pero siempre de deben elegir productos libres de grasa (oil free o no comedogénicos).
  7. El estrés es un factor muy importante en el acné juvenil. Tener un aspecto desagradable acompleja al adolescente, y este malestar a su vez puede empeorar las lesiones de acné. En ocasiones es conveniente analizar no sólo el problema dermatológico, si no también su estado emocional, abordando cada caso desde un punto de vista global.

Como conclusión, podemos afirmar que el acné vulgar es un fenómeno habitual, sobretodo en la adolescencia y preadolescencia, aunque no por ello menos importante. Intervienen diversos factores y existen distintos tratamientos disponibles para cada tipo de acné. Dar con el más adecuado para cada paciente, así como un correcto cumplimiento del mismo va a ser fundamental para que el proceso culmine con las menores secuelas físicas y psíquicas posibles.

 

Dra M.Isabel Martínez De Pablo. Servicio de Dermatología. Diciembre 2016