Convulsiones febriles

· ¿Qué son las convulsiones febriles?
· ¿Cómo puede manifestarse una convulsión febril?
· ¿Son muy comunes las convulsiones febriles?
· ¿Cuándo se producen?
· ¿Qué enfermedades las producen?
· ¿Pueden repetirse?
· ¿Son las convulsiones febriles dañinas?
· ¿Si un niño tiene una convulsión febril quiere decir que tendrá epilepsia?
· ¿Qué debo hacer si mi hijo esta convulsionando?
· ¿Cómo tratar una convulsión febril?
· ¿Cómo prevenir una convulsión febril?

 

¿Qué son las crisis febriles?

Las crisis febriles son episodios de convulsión o hipotonía (falta de tono muscular) desencadenados por un proceso febril agudo y dependientes de la edad, sin evidencia de infección del sistema nervioso u otra causa intracraneal definida.

¿Cómo puede manifestarse una convulsión febril?

La convulsión febril se manifiesta con pérdida de conciencia a la que se une una afectación motora (grupos musculares) de diferentes formas:

·Movimientos bruscos y repetidos de las extremidades, brazos y piernas, en forma de sacudidas más o menos rítmicas.
·Rigidez de todo o parte del cuerpo.
·Ausencia total de movimientos, con flacidez generalizada.

Pueden ir acompañadas de movimientos de chupeteo de los labios, labios azulados, desviación de la mirada o mirada fija, una micción o defecación involuntaria.

La mayoría de las convulsiones duran un minuto o dos, aunque algunas pueden ser tan breves como algunos segundos y otras pueden durar más de 15 minutos.

Posteriormente a la convulsión el niño puede quedar dormido.

¿Son muy comunes las crisis febriles?

Constituyen el trastorno convulsivo más frecuente de la infancia. Se presentan en el 2 al 5% de todos los niños. Aparecen entre los 6 meses y los 6 años, con una mayor incidencia entre los 18 meses y los 2’5 años. Solo un 15% se presentan después de los cuatro años y/o antes de los seis meses. Es más frecuente en los niños que en las niñas, y en la mitad de los pacientes existen antecedentes familiares del mismo proceso. De hecho, se han identificado ya varias mutaciones en diferentes genes, que se relacionan con una mayor predisposición a sufrir las crisis febriles

¿Cuándo se producen?

Se presentan habitualmente coincidiendo con la elevación brusca de fiebre, por encima de 38,5ºC , habitualmente en el primer día de la enfermedad.

Los niños con temperaturas altas son más propensos, posiblemente la rapidez en su elevación es el factor mas importante, pudiendo ocurrir antes de subir la fiebre o después del pico máximo. 

¿Qué enfermedades las producen?

Cualquier proceso febril en un niño predispuesto puede originarla, aunque es más frecuente en las infecciones víricas de las vías respiratorias altas y en las infecciones bacterianas de aparato respiratorio, digestivo y genitourinario. También se han observado en el exantema súbito y coincidiendo con la vacunación (sobretodo con la vacuna de la tosferina y del sarampión).

 

¿Pueden repetirse?

Casi una tercera parte de los niños que padecen convulsiones febriles tienen alguna recurrencia, y al menos el 15 %, más de una.

Hay algunos factores que parecen aumentar el riesgo de los niños a padecer convulsiones febriles recurrentes:

· La primera convulsión febril a edad temprana.
· Historia familiar de convulsiones febriles o afebriles.
· Aparición de convulsiones febriles con temperatura no excesivamente elevadas.
· Convulsiones febriles iniciales prolongadas.

¿Son las convulsiones febriles dañinas?

Las familias que presencian por primera vez una convulsión febril habitualmente tienen la sensación de muerte inminente del niño/a, por suerte no se corresponde con la realidad ya que las convulsiones febriles típicas son inofensivas.

Las convulsiones febriles no causan daño cerebral, no dejando por tanto secuelas sobre la inteligencia ni sobre el aparato locomotor. 

Las convulsiones febriles no son epilepsia y el niño con convulsiones febriles debe llevar una vida absolutamente normal.

 

¿Si un niño tiene una convulsión febril quiere decir que tendrá epilepsia?

En principio, no. No obstante, el riesgo de que un niño/a sufra epilepsia es algo más alto entre los que tienen crisis febriles (2-4%), mientras que en la población general es de aproximadamente el 1%. Aún así, la posibilidad de no estar afecto de epilepsia es mayor del 95%.

Por otro lado, también existen unos factores de riesgo que incrementan las posibilidades de sufrir epilepsia: crisis febriles atípicas o complejas, anormalidad neurológica previa, y antecedentes familiares de epilepsia. Las crisis atípicas o complejas son aquellas que repiten en menos de 24 horas durante el mismo proceso febril, las que cursan con convulsiones parciales y las que duran más de 15 minutos.

La indicación de practicar un electroencefalograma u otras exploraciones complementarias, se reserva para aquellos casos en los que las crisis febriles son atípicas o repiten numerosas veces.

 

¿Qué debo hacer si mi hijo esta convulsionando?

  • Lo más importante y difícil es intentar mantener la calma. La mayoría de las crisis ceden por sí solas en pocos minutos.
  • Tumbar al niño boca arriba en el suelo o en un lugar donde no pueda hacerse daño (evitar golpes, caídas, retirar objetos).
  • Colocar la cabeza de lado por si vomita.
  • Retirar todo lo que tenga en la boca (caramelos, mucosidad).
  • Desnudar al niño. Quitar el exceso de abrigo.
  • Una vez finalizada la convulsión, el niño debe ser llevado a un médico para determinar la causa de la fiebre. Es importante tener en cuenta que muchas veces, tras la crisis, existe un periodo postcrítico, de somnolencia o decaimiento, que puede durar bastantes minutos y que no es crisis propiamente dicha, sino una especie de “recuperación” de la misma.
  • Si la convulsión se prolonga más de 5 minutos, debe decidirse el traslado a un centro médico donde se le pueda atender. Es mejor avisar a los servicios médicos de urgencia (112) que sufrir un accidente de tráfico por la precipitación y los nervios.

 

¿Cómo tratar una convulsión febril?

  • Tomar medidas para combatir la fiebre:
    • Medidas físicas (suprimir ropa, aplicación de paños o toallas mojadas con agua sobre el cuerpo)
    • Antitérmicos vía rectal (paracetamol), que se absorben más rápidamente. No dar medicación por boca si el niño está inconsciente.
  • Los pediatras pueden indicar que las familias utilicen en su domicilio las cánulas de diazepam rectal. También se dispone en los últimos años de una presentación oral de midazolam en jeringas precargadas. La indicación y utilización de cualquiera de ellas y su dosificación, deben ser explicadas por el pediatra o neuropediatra que trate al niño.

 

¿Cómo prevenir una convulsión febril?

Muchos de los pacientes afectos de crisis febriles no van a necesitar más tratamiento que el de unos cuidados especiales durante el transcurso de los procesos que cursen con fiebre, así como la administración de antitérmicos de forma reglada.

El tratamiento preventivo es un tema controvertido y no hay evidencia clara de que disminuya el riesgo de epilepsia, aunque sí parece prevenir las recurrencias de las crisis febriles. El pediatra o neuropediatra valorará la necesidad de esta prevención, siempre tomando como norma que el riesgo de recurrencia de las crisis sea mayor que el de los efectos adversos que pueda producir la medicación. Así, el tratamiento profiláctico será individualizado y se reserva para las crisis atípicas o complejas de repetición, recurrencia elevada de los episodios, existencia de antecedentes familiares de epilepsia o cuando existe una ansiedad familiar muy importante.

En el caso de instaurar un tratamiento profiláctico, el médico puede optar por dos esquemas diferentes: pautar un antiepiléptico diariamente hasta los 3-4 años de edad, o utilizar diazepán por vía rectal u oral, intermitentemente, sólo mientras el proceso febril está en curso. Ambas pautas tienen sus inconvenientes y no han demostrado ser mejor una u otra. El pediatra o el neuropediatra evaluará la conveniencia de la profilaxis en cada caso, así como la relación beneficio / riesgo del tratamiento.

 

Dra. M. Arellano. Revisado y actualizado en enero de 2017 por Dr. M. Ángel Hernández. Servicio de Neurología.