Adenoiditis crónica e hipertrofia adenoide. Adenoidectomía

¿Qué son las adenoides?

Son glándulas formadas por tejido linfático recubierto de mucosa respiratoria encontrándose ubicadas entre la vía respiratoria nasal y la parte posterior de la garganta, más concretamente en la nasofaringe, pudiendo aumentar de tamaño de manera natural (comenzando incluso durante el desarrollo fetal), o bien estar causado por una infección e inflamación crónica. Se las conoce vulgarmente como “vegetaciones”.

Las vegetaciones adenoideas forman, junto con las amígdalas palatinas y las amígdalas linguales, el denominado anillo linfático de Waldeyer. En la superficie se produce una gran cantidad de inmunoglobulinas y sustancias responsables de la inmunidad, constituyendo la primera puerta de defensa ante la infección. Los niños en sus primeros años están elaborando su inmunocompetencia, por ello estos órganos se encuentran más desarrollados que en el adulto.


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Las adenoides de tamaño normal no provocan ningún síntoma y desaparecen en la adolescencia sin provocar problemas. No obstante, algunos niños con infección respiratoria de repetición, pueden crecer, volviéndose permanentemente hipertrofiadas durante toda la infancia. Es importante recordar que la etapa de mayor crecimiento de este tejido es entre los 3 y 6 años de edad. A pesar de esto en casos excepcionales puede observarse también en niños más pequeños.

Las adenoides hipertrofiadas pueden obstruir el paso del aire por la cavidad nasal, provocando alteraciones como respiración bucal y ruidosa, apnea del sueño, ronquidos nocturnos, voz nasal, mucosidad persistente y sensación de oído tapado. Además puede repercutir, sobre el movimiento normal de secreciones nasales condicionando problemas de inflamación crónica o aguda recurrente.

Las dificultades respiratorias son más comunes por la noche, pues cuando dormimos nuestra musculatura se relaja, aumentando así la obstrucción de la vía aérea por las adenoides hipertrofiadas. Los niños con adenoides grandes pueden tener pesadillas frecuentes, sueño irregular y turbulento, episodios cortos de pausa respiratorio, llamados apnea nocturna. El niño duerme mal y pasa el día irritado, cansado y somnoliento.

La hipertrofia adenoidea al hacer que los niños respiren persistentemente por la boca, produce alteraciones en la anatomía del rostro y de los dientes, provocando una apariencia que llamamos facies adenoidea. Los niños con facies adenoidea característicamente poseen un rostro alargado, dientes incisivos prominentes, dientes agrupados, mandíbula poco desarrollada, labio superior corto, orificios nasales elevados y un paladar arqueado.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

El diagnóstico de adenoiditis crónica no siempre es fácil ya que la sintomatología se confunde con la de las rinitis o rinosinusitis en el niño. No siempre el tamaño de las adenoides está directamente relacionado con la sintomatología. Pueden verse adenoides pequeñas, pero que presentan cuadros de infecciones recurrentes que afectan al oído medio y a las fosas nasales. Por tanto el diagnóstico de la adenoiditis crónica es esencialmente clínico apoyado en una detallada exploración del área ORL y algunos estudios que se pueden realizar y citaremos a continuación

Examen de la cavidad bucofaríngea

Una paladar ojival, que soporta una mala implantación dentaria, la salida de mucosidad retronasal, la presencia en la pared posterior faríngea de granulaciones formadas del mismo tejido de las vegetaciones de las zonas satélites, confirmarán la probabilidad del diagnóstico, sobre todo cuando las amígdalas palatinas están igualmente hipertrofiadas.

Rinoscopia anterior

El volumen de los cornetes impide con frecuencia prolongar la visión hasta el cavum (zona de la faringe). Deben instalarse en la fosa nasal, algunas gotas de una solución tenue vasoconstrictora y es posible que podamos ver un tejido redundante y brillante que ocupa la pequeña nasofaringe infantil.

Radiografía lateral de cavum

La evaluación radiográfica de la nasofaringe es un método simple para determinar el tamaño, forma y posición de las adenoides (amígdala de Luschka). El hecho de considerar la clínica a la hora de decidir una adenoidectomía ha estimulado a los médicos a encontrar índices radiológicos para confirmar el diagnóstico y la indicación quirúrgica.

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Nasofaringoscopia

De gran valor y fiabilidad. Las vegetaciones se pueden ver a través de la nariz (endoscopio rígido o flexible). Hay grandes limitaciones en niños pequeños por dificultades para que puedan colaborar en la técnica.

Estudio del sueño o polisomnografía

Se realiza como un estudio complementario en aquellos casos severos, donde puede estar comprometida la salud del paciente.

Indicación quirúrgica para extraer las adenoides

Las indicaciones de adenoidectomía serían: hipertrofia adenoidea diagnosticada clínicamente o por radiografia/endoscopia y que produzca una o más de las siguientes situaciones:

  • Obstrucción nasal crónica diurna de más de 6 meses de evolución.
  • Otitis media aguda recurrente.
  • Rinosinusitis aguda recurrente o crónica.
  • Otitis media con supuración crónica.
  • Síndrome de apnea del sueño.

La indicación quirúrgica sin que exista hipertrofia adenoidea se efectuará en los siguientes casos:

  • Otitis media recurrente en mayores de 2 años en los que previamente haya fracasado la colocación de drenajes transtimpánicos.
  • Otitis media con supuración en los que se necesite una segunda colocación de drenajes transtimpánicos.
  • Rinosinusitis crónica en la que se demuestra por endoscopia una infección adenoidea.

En estas 3 situaciones se aconseja efectuar una adenoidectomía, pues se supone que existe una situación de adenoiditis que condiciona la enfermedad que crea la indicación.

Tratamiento quirúrgico: Adenoidectomía

Es la extirpación o extracción quirúrgica de las glándulas adenoides, de esta forma evita y cura, si ya existen, las complicaciones relacionadas con la obstrucción nasal crónica de las vías respiratorias muchas de las cuales se han mencionado con anterioridad.

Esta cirugía se realiza bajo anestesia general, de forma ambulatoria o sea que la gran mayoría de los pacientes pueden volver al hogar unas horas más tarde y, su recuperación completa tan solo dura unos días después de la intervención pudiendo realizar sus actividades cotidianas.

Para llevar a cabo la adenoidectomía, el otorrinolaringólogo inserta un abre-bocas en la boca para mantenerla abierta, pudiendo retirar el tejido adenoideo mediante una especie de cureta o microdesbridador, llamado adenótomo. El sangrado se controla mediante apósitos y cauterización.

Algunos cirujanos pueden optar por cauterizar las adenoides, en lugar de extirpar el tejido adenoideo.

Complicaciones postquirúrgicas

Hemorrágicas: Pueden presentarse por mala técnica quirúrgica, ingesta previa de aspirina, alteraciones sanguíneas. Para prevenir la hemorragia debe realizarse una correcta hemostasia y descartar la presencia de restos adenoideos. Suele presentarse en las primeras horas tras la cirugía y es rara tardíamente.

Tortícolis o síndrome de Grisel: Descalcificación y laxitud del ligamento atloaxial por inflamación crónica poscirugía. Se observa una luxación espontánea asociada a dolor y tortícolis. Debe realizarse endoscopia para descartar infección del lecho.

Insuficiencia velopalatina (0,03-0,06%): Cierre incompleto del paladar con las paredes faríngeas, se observa transitoriamente en el 50% de los pacientes operados según algunos autores. Autolimitado en 2-4 semanas.

Lesión de la trompa de Eustaquio: Al realizar la adenoidectomía puede lesionarse a nivel de su salida en cavum. Provoca inflamación y el paciente puede referir otalgia.

 

Artículo del Dr. Evians Gómez de la Rosa. Servicio de ORL, noviembre de 2016